Vivimos tiempos revueltos
entre las empresas de transportes y las redes sociales que conectan a personas
particulares para compartir los gastos de un viaje en coche ( BlaBlaCar,
Amovens).
Desde mi perspectiva,
cualquiera de las dos posturas son comprensibles.
Existen numerosas teorías,
ya que, está claro, que los taxistas y empresas de Autobuses defienden una
postura y los creadores de estas redes sociales y usuarios defienden otra.
Quejas
de los taxistas y empresas de Autobuses:
-Los conductores que prestan
este tipo de servicio, compartir coche, carecen de autorización.
-Carecen de los requisitos
de seguridad, como el descanso obligatorio, o muchos otros que son exigidos a
los que se dedican al transporte de viajeros.
-No esta claro que las
compañías de seguros respondan ante un siniestro, porque los ocupantes no
tienen relación con el conductor.
-No declaran a hacienda el
dinero que obtienen, lo que les hace tener unos precios por servicio muy
reducidos.
Manifestaciones
de los creadores de redes sociales y usuarios de estas aplicaciones:
-No se generan ganancias,
tan solo compartir gastos asociados al trayecto.
-La actividad de los
usuarios de estas redes sociales no es el transporte de viajeros por cuenta
ajena.
-Se comparte coche con
amigos ( aunque los haya conocido a través de una red social), lo que supone
una actividad privada, pues en mi vehiculo llevo a quien me apetezca.
-Mi vehiculo es privado y
evidentemente viajo con quien quiero.
Que
nos dice la Ley 16/1987 de 30 de Julio de Ordenación de los Transportes
Terrestres, en su articulo 101.
-En ningún caso, salvo el
supuesto de percepción de dietas o gastos de desplazamiento para su titular, el
transporte particular puede dar lugar a remuneraciones dinerarias directas o
indirectas.
Existen otras empresas que
prestar servicios parecidos a los prestados por un taxi, como es UBER, y en
este caso si que podría estar inflingiendo la ley al ejercer una actividad
profesional cobrando una retribución económica difícilmente demostrable de
momento.
La operatividad de estas
empresas ( BlaBlacar, Amovens), en otros Países no es nueva y en España ya
operan desde hace al menos 5 años. De hecho, en 2011, el Ministerio de
Industria realizo una campaña de sensibilización promoviendo las empresas del
sector. Además, BlaBlacar firmo un acuerdo de colaboración con el Ministerio de
Industria, Telecomunicación y Comercio para fomentar las buenas practicas del
coche compartido y ayudar así a la reducción de las emisiones de CO2 y la
eficacia energética.
Valorando las opiniones de
un sector y otro, así como de la escasa ley que regula esta problemática, me
atrevería a decir que existe un vacío legal por lo que respecta a estas
empresas de transporte de viajeros compartiendo gastos. Ahora bien, nunca podrá
regularse el que yo, como propietario de mi vehiculo, comparta gastos en un
trayecto, el cual no lo hago por negocio sino por necesidad de desplazarme un
día y a una hora concreta a un lugar determinado. Se podrá manifestar que las
personas que me acompañan en ese viaje y suponiendo que las conociese en una
red social, no tienen ninguna vinculación conmigo como conductor de ese
vehiculo, manifestaciones que en absoluto comparto.
Por lo que respecta a
una solución a esta problemática
podría estar en la especificación y adaptación de la ley de Ordenación de los
Transportes Terrestres a las problemática en concreto, así como a la denuncia
por parte de los usuarios que observen un beneficio por parte de las personas
con las que comparten coche.
Lo que si que esta claro, y
lo considero como experiencia propia, es que la solución no esta en depender
directamente de la Policía y hacer que denuncien hechos como los que indica una
ley vaga y contradictoria como es la 16/1987, pues difícilmente se puede
demostrar deteniendo un vehiculo e identificando a sus ocupantes, si el
conductor pudiese dedicarse de forma clandestina al servicio de viajeros o el
parentesco o grado de amistad existente entre conductor y ocupantes.
Otra medida para resolver
este conflicto es impulsar los servicios de transportes públicos, con precios
más competitivos y unos servicios de mayor calidad, donde se aporte una
estrecha colaboración entre Estado y empresas prestadoras de estos servicios,
para aminorar costes con buena disposición entre ambos. Seguramente de esta manera los usuarios
decidan decantarse por los transportes públicos de toda la vida.
http://jmramonp.blogspot.com/
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